18 de Julio 1790, Montevideo, Uruguay.

Sobre la ganadora del Nobel de Literatura, Annie Ernaux y su libro La ocupación.

Hoy, ya todos sabemos que nació en Lillebonne – Normandía el 1 de setiembre del lejano 1940. También sabemos que acaba de recibir el premio Nobel de Literatura y que la Academia Sueca destaca de su obra: “su coraje y la agudeza clínica con las que descubre las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas de la memoria personal”. Aquí se ofrece un retrato de la escritora y un acercamiento a su obra.

La Biblioteca Nacional incorporó dos de sus títulos: La ocupación (2002) y Diario del afuera. La vida exterior (1993, 2000) y desde ya aguardan lectores.

A la obra de Annie Ernaux si bien se la ubica bajo las líneas de la autoficción su primera novela, Los armarios vacíos (1974), no fue escrita en primera persona. Entiende que lo escandaloso de aquel texto inicial no fue aludir a un aborto clandestino, al que luego le dedicará el espacio central en El acontecimiento (2001), sino dejar testimonio de lo desagradables e incultos que le resultaban sus padres. Hija de comerciantes humildes, es feliz en su primera infancia no obstante eso, con su crecimiento llega la vergüenza, la incomodidad al deber asumir su procedencia social.

En cuanto a las afirmaciones que determinan que su obra es autoficcional, responde que su “yo” nunca es individual aunque lo allí vivenciado lo sea, ese yo pese a ser singular no es único dado que a todos contiene porque lo que estos personajes experimentan es lo que atraviesa la existencia de todos los individuos, en definitiva esos personajes nos resultan reconocibles.

En entrevista realizada por Óscar López para RTVE, en mayo de este año, Ernaux reivindica su rol social como escritora, reclama que la cultura sea cuidada y observa que estos tiempos de liberalismo desenfrenado olvidan lo cultural por no ser tangible, por no generar dinero y reivindica la función liberadora del arte, su capacidad para hacer de los individuos personas críticas desde su fuerza vital que pule el cerebro. Entiende que la escritura es un cuchillo, un arma para ir en busca de aquello que salva el alma.

La ocupación (2002)

El título podría hacer pensar en un empleo o profesión, algo que podría referirse al oficio de escritor, pues no. Nada de eso.
Al leer la contratapa la curiosidad comienza a ser conducida por la acepción de “ocupación” referida a aquel trabajo, o, cuidado que impide emplear el tiempo en otra cosa.
Esta crónica escrita en primera persona, narra los efectos que vive un yo una vez que constata que efectivamente ya no es sujeto de deseo del otro y que por lo tanto la ruptura se entiende definitiva. La escritura se transforma en testimonio de este proceso que ocupa al yo y que no puede dejar de pensar en esa persona que ahora es parte de la cotidianeidad de su expareja. El personaje siente que su vida fue tomada por una intrusa y de esta manera experimenta ser expulsada de la vida del otro. Este desplazamiento se evidencia por ejemplo en la manera en que resignifica cada palabra dicha por él. Por ejemplo, diálogos que antes eran cotidianos y simples ahora la protagonista los percibe faltos de transparencia; si antes una respuesta del estilo “estoy en casa” se entendía literalmente ahora se recepciona en plural excluyente.
La propuesta de Ernaux es cruda y descarnada, presenta experiencias y emociones en clave cotidiana. El yo siente ese vacío que se colma con la búsqueda de la identidad de una intrusa que parece ser una okupa de su propia vida. Querer saber todo sobre ella y no tener coordenadas precisas para su identificación más que las palabras que se escapan de él, vuelve el espacio acuciante. Nada vuelve a ser anodino, por el contrario, la realidad parece ser el ojo que verifica sus carencias. Lejos de la sutileza instala su vivencia e interpretación de la misma en una versión primitiva, llana, al ras de los hechos. Modalidad esta que parece ser justa para mostrar que frente a determinadas experiencias uno sabe que no hay diferencia socio cultural que nos brinde elementos intelectuales para alejarnos de una emoción, por ejemplo, tan instintiva como los celos.
La vivencia de los celos o de la posesión ubica al yo en una dinámica maliciosa. En frío, lejos de estas emociones, se tiende a juzgar y a considerar que es importante mantenerse dentro de determinados patrones de conducta. El asunto es que cuando toca experimentarlo en carne propia, se vuelve visceral tanto así que la protagonista siente cierto goce en pensamientos ilícitos, aunque afirme: “Me daba miedo que me viera él, o que me vieran los dos revelando todo mi desamparo de mujer a quien ya no ama un hombre, exhibiendo mi deseo de que me siguiera amando” (:51).
La ocupación fue escrita en 2002, producto de una autora ya con un proceso de creación propio que se inicia en 1974 y que a la fecha tiene más de veinte títulos en su haber. Tiene más de diez premios y a partir de ahora aumenta la cifra de la lista de mujeres escritoras reconocidas por la Academia Sueca.

Alejandra Dopico, investigadora de la Biblioteca Nacional.

*Foto de portada: Lucas_Destrem, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons