18 de Julio 1790, Montevideo, Uruguay.

Culminó digitalización del “Cuaderno inicial” de José E. Rodó

El grupo de colaboradores voluntarios, comandado por la profesora Elena Romiti, acaba de concluir la transcripción y digitalización  del llamado “Cuaderno inicial” de José Enrique Rodó, uno de los once documentos manuscritos del Ciclo Proteo, una serie de archivos personales del destacado escritor y pensador uruguayo, que precedió a su obra  Motivos de Proteo.

Hoy, a más de un siglo de haber sido escritos, y gracias al rescate de este grupo que se dedica a la “traducción” del puño y letra de Rodó a lenguaje digitalizable, arrojan luz sobre nuevas formas de interpretar la obra de uno de los autores fundamentales de nuestra historia.

El Cuaderno Inicial puede haber sido el primero de la serie de once cuadernos preparatorios del Ciclo Proteo, según reza su título. En el documento se encuentran las ideas germinales del ciclo, así como una referencia constante al personaje interior llamado Glauco, que se presenta como la identidad más antigua del autor. Dichas ideas y dicho personaje interior estuvieron en el origen del proceso creador de Motivos de Proteo (1909). En razón de las anotaciones del documento también se comprueba que Rodó pensó en estructurar su obra como un diálogo con Glauco, siendo este un plan que más adelante abandonó.

El tema de la transpersonalización del crítico, codificado en la tabla ideográfica del Cuaderno Gráfico Poético, parece haber dado comienzo a la reflexión de Rodó sobre las múltiples personalidades e identidades del yo. Una idea que ocupó a pensadores fundamentales del siglo XIX europeo. Muchos de los folios del cuaderno recopilan citas de estos autores, entre los que se destacan Ribot, Richet, Paulhan, Amiel, Guyau, Bergson, Schopenhauer, Goethe, Hartman, Taine y Azan.

Rodó intercala estos textos que estudia en rigor, con observaciones que proceden de su propia experiencia vital y que pueden ser parte de las llamadas escrituras del yo. Así escribe en el folio 15751: “Pues bien estos seres profundos que aparecen y reaparecen en mi vida interior, girando en torno al ápice de la personalidad y coincidiendo a veces con él, como una de esas formas que el viento y la luz disipan en la nada, esto és Glauco”.

La mayoría de las páginas de este cuaderno está dedicada a la definición y descripción del “estado Glauco”; si bien Rodó declara la existencia de otros personajes interiores, afirma que Glauco es el que aparece de modo constante y regular. Este personaje que encarna el espíritu griego y permanece inalterado a través de los siglos, emerge en la psique del autor a partir de estímulos externos sensoriales, ambientales e incluso literarios. Rodó llega a confesar que en los museos de Italia o de Atenas sentiría el regreso a la patria y la recuperación de la libertad. Es así que estos pasajes revelan el origen del Ciclo Proteo y también el decurso de la vida del autor en su último tramo, el viaje a Europa y la muerte en Italia.

Rodó había leído a los pensadores y psicólogos que estudiaban las variaciones de la personalidad en el estado mórbido, pero advirtió que ellos no habían reflexionado sobre estas variaciones en el estado normal y a ello se abocó en Proteo. Sin embargo, a la hora de publicar su libro no hizo públicas estas páginas, escondió a su personaje interior y a la idea germinal de la trasmutación de la personalidad. No reveló a sus lectores confesiones centrales en que se muestra  como el ser excepcional que navega sobre el tiempo: “hay una parte de mi alma que no ha pasado por la rueda del tiempo, que se conserva desde tiempos remotos como era antes” (15780).

En el estado Glauco el autor alcanza niveles de vitalidad y visualidad extraordinarios, que le permiten observar relaciones ignoradas y sutiles, así como sentir con fuerza y plenitud el mundo. La antigua deidad marina también encarna para él la inmortalidad y la belleza  del hermoso azul cielo de Grecia. Tras la lectura atenta de las páginas del Cuaderno  Inicial,  se puede concluir que el personaje oculto de Rodó le permitió avizorar su inmortalidad,  la supervivencia de otras vidas en la propia; con Glauco se imaginó poder navegar por las aguas del tiempo y así lo escribió: “Le llamo Glauco porque, como el personaje antiguo, es un náufrago: un náufrago en el océano del tiempo, que se alza para asirse a mi alma y se sumerge otra vez” (15795v).

El Cuaderno Inicial consta de 108 folios, en verso y reverso

La profesora Elena Romiti integra el grupo de investigadores de la Biblioteca Nacional desde 2008 y es una de las académicas más relevantes en el estudio de la obra de José Enrique Rodó. El grupo de voluntarios que colaboran con la transcripción y digitalización de los cuadernos del Ciclo Proteo se compone con docentes del Instituto de Profesores Artigas, alumnos de profesorado de literatura y estudiantes de Facultad de Humanidades, Letras.