18 de Julio 1790, Montevideo, Uruguay.

El noveno fallecido por COVID-19 fue voluntario de la Biblioteca Nacional

Juan José Noueched Sosa tenía 76 años y se había desempeñado como un destacado voluntario de la Biblioteca Nacional durante la gestión de Carlos Liscano.

Participó en muchas labores de infraestructura, resaltando el desmonte de La Galatea en la casa de José Pedro Díaz para trasladarla a la BNU.

Tras su muerte, se dio a conocer un texto que Eduardo Galeano escribió sobre él en “El libro de los abrazos” y que el propio Juan José desmintió en la última Revista de la Biblioteca Nacional, la número 14 dedicada a Galeano.

Desde la Biblioteca Nacional, brindamos este pequeño homenaje recordándolo y dando a conocer su versión de aquel relato.

Este es el texto de Galeano:

La burocracia/1
En tiempos de la dictadura militar, a mediados de 1973, un preso político uruguayo, Juan José Noueched, sufrió una sanción de cinco días: cinco días sin visita ni recreo, cinco días sin nada, por violación del reglamento. Desde el punto de vista del capitán que le aplicó la sanción, el reglamento no dejaba lugar a dudas. El reglamento establecía claramente que los presos debían caminar en fila y con ambas manos en la espalda. Noueched había sido castigado por poner una sola mano en la espalda.
Noueched era manco.
Había caído preso en dos etapas. Primero había caído su brazo. Después, él. El brazo cayó en Montevideo. Noueched venía escapando a todo correr cuando el policía que lo perseguía alcanzó a pegarle un manotón, le gritó: ¡Dése preso! y se quedó con el brazo en la mano. El resto de Noueched cayó un año y medio después, en Paysandú.
En la cárcel, Noueched quiso recuperar su brazo perdido:
– Haga una solicitud- le dijeron.
Él explicó que no tenía lápiz.
– Haga una solicitud de lápiz- le dijeron.
Entonces tuvo lápiz, pero no tenía papel:
– Haga una solicitud de papel- le dijeron.
Cuando por fin tuvo lápiz y papel, formuló su solicitud de brazo.
Al Tiempo, le contestaron. Que no. No se podía: el brazo estaba en otro expediente.
A él lo había procesado la justicia militar. Al brazo, la justicia civil.

Eduardo Galeano (El libro de los abrazos).

Este es el “desmentido” del protagonista:

Fantasía sobre un manco en apuros de Eduardo Galeano

Nunca fui sancionado por no llevar las manos atrás; si, algún bastonazo de algún soldado poco sagaz y con odio.
Sobre el brazo: estando clandestino dos policías me identificaron e intentaron detenerme en un barrio de la periferia de Salto. Hubo balazos, quedó uno herido y yo escapé a la casa donde habitábamos. La evacuamos y dejé el brazo en el “berretín”, ahora un estorbo
innecesario.
En el penal de Libertad, años después, me lo devolvieron sin que yo lo hubiera reclamado nunca. Milagro de una burocracia demorada y correcta.
A E.G lo conocí en reuniones de padres en el colegio donde iban nuestros hijos por el año 1966/67 y no hubo más comunicación.

* La fotografía utilizada en la portada es de la ocasión en que Pilar del Río (viuda de Saramago) estuvo en la BNU. De izquierda a derecha: Pilar del Río, Graciela Gargiulo, José Alonso, Juan José Noueched, Alfredo Alzugarat, Carina Blixen y Carlos Liscano, tomada por Nancy Urrutia.