Por Alejandra Dopico
Departamento de Investigaciones de la BNU
El pasado jueves 10 de octubre se hizo pública la decisión de la Academia sueca de otorgar su galardón a la escritora surcoreana Han Kang.
Su obra viene siendo reconocida desde el año 1994 cuando le fuera otorgado el primer lugar en el concurso literario de primavera del Diario de Seúl Shinmun.
La vegetariana, es su primera novela traducida al inglés ganadora en 2016 del Premio Booker International. Su siguiente novela Actos Humanos obtuvo el Premio Manhae de Literatura de Corea, en Italia en el año 2017, se le otorgó el Malaparte. Además de los referidos se le suman más de seis reconocimientos en Asia.
Si bien, en su producción se reconoce de forma mayoritaria el abordaje del género narrativo, también el género lírico y el ensayo forman parte de su obra.
La fundamentación que brinda la Academia para otorgarle el más importante reconocimiento es: «…por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana».
La voz del narrador se ejercita en la perspectiva dado que en algunas de sus novelas a medida que se avanza en su lectura esta voz cambia, se recurre a la primera persona como a la tercera para de esta forma mover el zoom de la lente que se concentra, por ejemplo, tanto en un drama histórico como también en uno íntimo y a partir de allí la fragilidad humana cobra el primer plano.
Los personajes que se muestran frágiles, lo son tanto como los que en apariencia son presentados desde la experiencia opuesta. En La clase de griego (2011), la protagonista impedida de expresarse por medio de la palabra oral debe recurrir a pensar en otros códigos posibles de comunicación, lo interesante es que el lenguaje, en este punto, es pensado como una forma de realización de la persona. Es decir, a través de la palabra soy quien soy y quien los otros conocen de mí. Entonces, cuando se instala el mutismo, la joven, se ve obligada a ensayarse a sí misma, es decir, intenta ser desde un nuevo decir. El homenaje a Jorge Luis Borges, iniciado en el primer párrafo de la novela, se completa cuando otro de los personajes se enfrenta a la pérdida gradual de la visión. Es entonces que la levedad de la vida humana queda en evidencia, por ejemplo, cuando se dan una serie de carencias que dejan a los personajes sin madre, sin hijo, sin lenguaje, sin vista, sin nada que desde el exterior los pueda definir como los individuos que fueron o son; es en ese punto en donde se instala el desafío.
En cuanto a La vegetariana (2007), entiendo que se mantiene en portada la exposición de la debilidad de la vida del hombre para los otros. Se presenta un sujeto de mediana edad que a partir de determinados sucesos decide cambiar su dieta y, sin embargo, lejos de ser una experiencia natural y legítima se convierte para el resto en una amenaza, a tal punto que tendrá que soportar que le pongan un trozo de carne en su boca contra su voluntad.
La novela se organiza en tres partes y el conflicto se desarrolla a través de la narración de tres voces. Cada una de las partes referidas responde a un estilo coherente con la voz de su narrador, por lo que si la primera es relatada desde la perspectiva de un marido egoísta y soso que declara haberse casado con su mujer por no tener ningún rasgo que la distinga del resto, la segunda explota en color y erotismo y ese cuerpo antes soso, ahora se vuelve flor.
Las preguntas existenciales acompañan toda la novela, pensarse desde lo más básico e instintivo, sentir el gusto a sangre en la lengua y las encías, oler a carne y sentirse en comunión plena en el bosque, desear ser el árbol que sostenga aquella gota de rocío anhelada por Hamlet, deja en evidencia que el sufrimiento acompaña al hombre y que lejos de sentirse en comunidad, se asume solo porque como Han Kang afirma tanto el dolor como la soledad nos hace humanos.
La clase de griego y La vegetariana se encuentran disponibles para leer en Biblioteca País.